Nací en Ourense, allá por los 80, pero me vine a vivir a Pontevedra muy prontito. Crecí en un pueblo, un poco asilvestrada, muy feliz y conectada con el espacio natural. Soy hija única, nunca tuve un amigo invisible, pero creo que eso me ayudó a desarrollar la imaginación. Siempre me entretenía dibujando y haciendo cualquier cosa con las manos. No tuve consolas pero de más mayor me enganché a la tecnología. Estudié Bellas Artes y allí descubrí que era incapaz de centrarme en una sola disciplina. Estudié foto, video, ilustración pero no sería hasta el último curso cuando me enamoraría del diseño gráfico.
Durante mucho tiempo pensé que tenía que especializarme en un sólo campo para ser más productiva, pero descubrí que mi campo era el sector creativo. El diseño gráfico, el vídeo, la ilustración… son sólo técnicas para desarrollar ideas.
Me encanta restaurar muebles, cocinar y comer, le hago fotos a todo, pero también se poner el teléfono en silencio cuando es necesario.